Estamos de Fiesta en nuestro pueblo muy querido de Jocoro, se estan celebrando con mucho entuciasmo los cien años de haber recibido el titulo de ciudad.
Conoce nuestra Historia por Amadeo Cabrera
Por: Amadeo Arturo Cabrera Guillen
Jocoro, tuvo sus orígenes a partir de pequeñas tribus, un pueblo precolombino de Uluas, un pueblo precolombino ubicado en el antiguo reino de los lencas, etnia principal que se extendía por el centro y sureste de Honduras y la zona oriental del país, su toponimia a partir del poton (lenca), significa “Ciudad de Fuego”, de “joco” corrupción de “yoco” fuego y “oro”: ciudad o tierra. Algunos historiadores opinan que el origen de este nombre, por ser un pequeño grupo lingüísticamente emparentado con los pipiles, deriva su nombre del Ulua “jucuru”, formado por las voces: ju, apocope de “jore”: bosque; “cu”: pino; y “ru o ruc”: oriente. De tal manera que la etimología de Jocoro, quiere decir: “bosque de los pinos orientales”.
Según la tradición y algunos investigadores, tuvo su primer asentamiento en la cima del cerro Ocotepeque, de la jurisdicción de Sociedad, al nor este del departamento, los hallazgos arqueológicos en la zona confirman esta teoría y explica su nombre, haciendo referencia a los bosques de pino que existieron en este sitio.
Al respecto el Dr. José Antonio Cevallos, abogado e historiador migueleño, en su obra: Recuerdos Salvadoreños, manifiesta lo siguiente: “En la cima de la montaña Ocotepeque, se extiende un área de
Conquista e historia colonial
La conquista del territorio salvadoreño estuvo a cargo del capitán Pedro Alvarado, quien en 1530 envió a su capitán don Luis de Moscoso a las tierras de oriente de rió Lempa a establecer las fronteras del Reino de Guatemala.
Don Luis de Moscoso Fundo la villa de San Miguel de Frontera, en octubre de 1530, e inicia la campaña conquistadora en el oriente del país. En este periodo se desarrollo una intensa lucha con los pueblos Lencas acaudillados por el cacique Lempira, combatiendo con gran tenacidad contra los peninsulares. Según historiadores la conquista definitiva de la región se obtuvo hasta
Bajo la administración española Jocoro se menciona por primera vez, en le nombre de Ulua Xoaro, haciendo referencia probablemente a las comunidades indígenas a Uluazapa y Jocoro, dadas en encomienda a un mismo conquistador. En la tasación de pueblos e indios tributarios de presidencia de Alonso López de serrato en 1549, se menciona este lugar como Ulua-Xoaro, con un aproximado de 300 habitantes.
En 1577, el pueblo de Jocoro fue trasladado en adoctrinamiento a los frailes franciscanos, quienes habían establecido su convento en San Miguel; iniciándose la evangelización comienza la historia del cristianismo en Jocoro.
En el año 1689, con la actualización de censos tributarios, Zuasa menciona el pueblo de San Felipe de Xocoro, bautizado ya con un nombre cristiano; con unas 49 personas de rasgos mexicanos y ladinos; diez y seis entre españoles y mestizos. Según historiadores a finales del siglo XVII, se realiza el traslado a su actual asentamiento, se desconoce la fecha exacta y la causa de este movimiento; sin embargo al observar la geografía anterior es evidente que el actual territorio con una superficie mas plana aso como el mejor acceso al agua y a la madera proveniente de los grandes bosques que circundaban en entonces Jocoro, probablemente el crecimiento demográfico y la importancia que cobro la aldea de conquistadores en las rutas comerciales hacia el oriente del territorio permitió elevar el rango de aldea a pueblo con todas las estructuras acordes a ello.
Así durante la primera mitad del siglo XVIII, se da la construcción del pueblo en su asentamiento actual iniciándose como lo establecía las leyes de la corona española, se trazaron los planos con una plaza central, la iglesia, un edificio designado para el cabildo o ayuntamiento (actual alcaldía), y algunas casas y solares alrededor de la plaza destinadas a españoles, los pobladores mestizos e indios se ubicaban en los alrededores.
La iglesia fue diseñada con influencia barroca, muy de moda en el siglo XVIII, en España, cuenta con una fachada finamente ornamentada, con un nicho en la parte central que muestra una imagen del cerro San Felipe, altos relieves y sus torres, muestran la habilidad de los artesanos de la época, su nave central con 12 pilastras de madera representaba los doce discípulos, y dos pequeñas capillas laterales. Actualmente en las construcciones el diseño español es todavía notorio, paredes gruesas de adobe, techo de teja, piso de ladrillo de barro y la disposición de las casas en cuadrantes; una característica arquitectónica que se puede observar son los portales alrededor de la plaza, algunas viviendas con la puerta de esquina de dos hojas, la mayoría en arco de medio punto.
En este periodo Jocosos se encontraba en un punto estratégico sobre la llamada “Calle Real” ruta que permitía la conexión entre las provincias de San Miguel con Choluteca (Honduras) y Nicaragua, esta se extendía desde el llamado el desvió “El copante” hasta “Los bambúes”; los delegados oficiales de la corona y las caravanas comerciales pasaban por esta localidad; esto permitió su crecimiento urbano desde el occidente hacia el oriente, dando lugar a la formación de los barrio San Felipe y San Sebastián, el ultimo en formarse a principios del siglo XIX, fue llamado barrio nuevo.
La sociedad colonial de Jocoro, basaba su economía principalmente en la agricultura y la ganadería, no existió un régimen de hacienda tan marcado como en otras regiones del país, los principales cultivos eran granos básicos, sin embargo algunos historiadores refieren la existencia de obrajes de añil en el municipio; el comercio del producto llevo a la celebración de la “fiesta del añil” celebrada el 8 de septiembre en honor a la natividad de
Documentos coloniales de la época como el censo llevado a cabo en 1740 por el Alcalde Mayor de San Salvador, Don Manuel de Gálvez Corral, menciona a San Felipe de Yocoro, como un pueblo de escasa población indígena, habitaban ahí: 10 indios tributarios o jefes, con una población de 50 personas.
Durante los dos primeros siglos de ocupación española, la población nativa de América sufrió una catástrofe demográfica sin precedentes, por lo que jocoro la población Ulua que el dio origen solo sobrevivió a través de la tradición y el mestizaje.
Esta clase de injusticia fueron denunciadas por el Arzobispo de Guatemala Monseñor Pedro Cortez y Larraz, quien escribió en
En la división administrativa colonial, desde su fundación Jocoro perteneció a la provincia de San Miguel, adscrita a
Periodo de independencia y pos independencia
En jocoro, la noticia de independencia constituyo un cambio significativo en el estilo de vida de la población no obstante como en el resto del país, fue tomada con mucha alegría por la población quienes en confianza en el nuevo gobierno. La existencia de la nueva federación de estos dos estados centroamericanos dejo su huella histórica en estas tierras, en 1827 estalla la guerra civil entre los conservadores y liberales, 1829 el caudillo liberal general Francisco Morazán, es elegido como presidente de la federación, 1830, el jefe de estado de El Salvador declara la separación, por lo que Morazán, traslada la capital hasta San Salvador, durante este periodo hasta y hasta 1840 Morazán ejerció un control el gobierno para mantener los ideales de unión centro americana. En Jocoro se registraba un hecho de relevancia nacional, que forma parte de estos sucesos, la “batalla del Portillo”, en los llanos de flamenco, a poca distancia de la ciudad, el 14 de marzo de 1832, en la que el ejercito unionista comandados por Morazán, derroto a las fuerzas del gobierno al mando del General Gregorio Villaseñor. Según la tradición los enemigos huyeron despavoridos perseguidos por el ejercito victorioso, dejando los cuerpos de muchos heridos en una loma que se conoce como “loma de los muertos”, algunos soldados desesperados arrojaron sus armas en una poza del rió
Siglo XX, siglo de Oro
La llegada del nuevo siglo significo un acontecimiento muy importante para los habitantes de la villa de Jocoro, para entonces contaba con su plaza, que servia tanto para el esparcimiento como para el comercio y actos oficiales; sus calles empedradas, igual que las grandes ciudades del país de la época, el crecimiento urbano, la pujanza comercial que impulsaba la entonces fiebre minera de la zona, el desarrollo intelectual de sus habitantes, permitió que se elevase el rango de villa a ciudad el 24 de marzo de 1908, las gestiones fueron hechas por Don Julio Ventura, Diputado por el departamento de Morazán en aquella época.
Desde finales del siglo XIX en esta zona se dio un gran auge de la exploración minera, es así como en toda la zona se realizaron exploraciones; se abrieron minas en Flamenco, El Pavón, Montecristi, Hormiguero, San Sebastián y El Divisadero. Algunos de los funcionarios hicieron domicilio en la ciudad de Jocoro, tal fue el caso de Don Edgar Patrick Thompson, propietario del mineral de San Cristóbal en Montecristi, quien adquirió una vivienda frente a la plaza. Estos años de bonanza trajeron gran empuje comercial a la joven ciudad, proporcionaban una fuente de empleo seguro para los habitantes.
En la vida religiosa en 1909, fungía como párroco de Jocoro el Rev, Padre Leon Huezo, sacerdote Español, quien por si gran cariño a esta población decidió regalarle una imagen de
En el año de 1911 fue singular importancia para Jocoro, este año se materializo el proyecto de introducción de agua potable a la ciudad, desde 1886 se iniciaron las gestiones por los diputados Don José Maria Perla, continuadas en 1896 por Don Julio Ventura, pero habían quedado estancadas, hasta la llegada del gobierno progresista del presidente DR. Manuel Enrique Araujo, quien dio la orden de cumplimiento del proyecto mandando a traer al exterior los materiales; el 11 de diciembre de dicho año, llego desde el embarcadero “la manzanilla” (hoy puerto de
Las obras de progreso continuaron en los años subsiguientes gracias al entusiasmo y altruismo de sus habitantes, en esta época se instalo un servicio de alumbrado publico, alrededor de la plaza y en las principales calles, este era servido de 6 de la tarde a 9 de la noche, consistía en faroles de lamina que funcionaban a través de kerosén o carburo, un combustible mineral que expedía una luz tenue; el encargado de encenderlos y darles mantenimiento eran don Victoriano Maltez, hábil hojalatero de esta comunidad.
A partir de la década de 1920, las noticias de la apertura de compañías americanas en la región atlántica de Honduras como The Fruit Company, dio lugar a la emigración de jocoreños hacia la “Costa norte” el éxodo fue duro, en carretas, caminando, a veces descalzos, en caminos tortuosos en medio de montañas, expuestos a las inclemencias del tiempo, pusieron a prueba la tenacidad y valentía de nuestros antepasados; la recompensa un trabajo seguro, pago en dólares y oportunidades que no encontraban en nuestro país, sin embargo el duro trabajo en haciendas bananeras y de cala de azúcar, enfermedades como la malaria e incluso ataques de serpientes como la “barba amarilla”, fue parte del saldo negativo de esta ventura. Esto nos crea un paralelismo de lo que ocurría 50 años después, con el llamado “Sueño Americano”.
Los medios de comunicación a principios del XX eran pocos y de difícil difusión en todo el país, sin embargo los habitantes de Jocoro siempre trataban de estar al tanto del acontecer nacional e internacional, durante los viajes a San Miguel o San Salvador se compraban el periódico, almanaques otros libros y revistas; algunos ciudadanos recibían el entonces Diario Latino o
El comercio en Jocoro a principios del siglo XX era escaso, la mayoría de los comerciantes preparaban sus productos en carretas y bestias, para llevarlos al mineral de Divisadero a Santa Rosa o San Miguel, ante esta situación en la década de 1940, un grupo de personas entusiastas, decidieron traer el comercio a Jocoro el día domingo, las personas que venían de pueblos y cantones cercanos podrían hacer sus compras al finalizar los actos religiosos; por lo que se organizo una fiesta, se invito a otros comerciantes de otros pueblos, que llegaron con dulces de laja, ollas, cómales, productos de jarcia; se eligió como reina del comercio a la srita. Melida Lagos, hubo alegría cohetes de vara estallaban en el cielo, aquel acto fue un éxito. Muchos de los negocios florecieron, entre las principales tiendas de la época cabe señalar a las de Don Rafael Flores, doña Leonor Moreno, don Toño Zacarías, quien junto a su esposa doña Tila Hernández, trajeron un motor diesel, con el que se presto el primer servicio de luz eléctrica y molino en la ciudad.
En el campo de la salud desde la colonia Jocoro contaba con boticarios, farmacéuticos que en base a sus conocimientos formales o empíricos brindaban remedio a diversos malestares que aquejaban a la población, sin olvidar también a curanderos y parteras quienes en base a la medicina indígena y etnopracticas proporcionaban alivio a quienes en ello tienen fe. Para fines del siglo XIX se tiene el conocimiento de la botica de la familia Benedeto, a principios del siglo XX don Julio Ventura abre una farmacia, y su esposa doña Juan Lazo fungía como medico empírico, uno de sus hijos don Eliseo Ventura se doctoro en farmacia, y su esposa doña Juana Lazo fungía como medico empírico, uno de sus hijos don Eliseo Ventura se doctoro en farmacia llegando a ser Decano de
En el campo educativo Jocoro merece una página especial en la historia nacional, muchos de sus hijos han sido grandes pedagogos, escritores, poetas, académicos, hombres de ciencia que han enaltecido este pueblo que los vio nacer. Se tienen conocimiento desde fines del siglo XIX se fundo la primera escuela en el pueblo, hecho que contribuyo a que recibiese el titulo de ciudad den 1908. Cuando inicia el siglo XX, Jocoro ya contaba con escuela primaria, donde se impartía de 1º a 3º grado. La escuela de varones, se ubicaba frente a la plaza en la casa que hoy es la guardería municipal, y otra de señorita ubicada siempre frente a la plaza en la casa, en la casa que fuese de la familia chica. Durante la primera mitad del siglo, la falta de un local propio para la escuela obligo su traslado en varias ocasiones; en la década de 1930 ya se contaba hasta el 6º grado. En la década de 1940 la escuela de varones llevaba el nombre de “Atlacatl”; el 3 de octubre de 1945 siendo directora de la esuela de niñas,
La historia es un proceso dinámico, a cada momento algo importante esta pasando en la vida de las personas, lo que acá se ha tratado de plasmar es solo una pincelada de la grandiosa historia que los habitantes de San Felipe de Jocoro han ido construyendo, para rescatar lo mas importante y evitar que quede en el olvido, pido disculpar por los yerros u omisiones que involuntariamente por mis limitado conocimientos e indagaciones, se hallan efectuado.
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